martes, 27 de mayo de 2014

Sos poseedor de aquello que podés desprenderte...

Sos poseedor de aquello que podés desprenderte, de lo contrario no sos poseedor, sino poseído.

A lo largo de nuestras vidas vamos acumulando emociones que guardamos en la “mochila de la vida“. Esta mochila es invisible y muchas veces inconciente, es decir, no nos damos cuenta que la cargamos.
Hoy quiero invitarte a imaginar que toda tu vida pudiera entrar en tu mochila… absolutamente todo… tu trabajo, tus relaciones personales, tus relaciones familiares, tus sueños, tus metas, todo lo que te ponés “al hombro”…
Ahora te pido que te imagines a vos mirando esa mochila… Qué ves? Qué opinás? Está demasiado llena? Tal vez demasiado vacía? Todo lo que llevás en esa mochila es tuyo? Estás llevando “cosas de otros” y si así fuera, podés distinguir qué llevás y a quién le pertenece? Esta mochila te permite caminar libremente o funciona como “ancla”?…
Todas estas respuestas están dentro tuyo, al igual que tu mochila, te pertenecen.
Te propongo vaciar tu mochila para reordenarla y comprometerte con vos mismo a volver a guardar en ella lo que elijas para tu felicidad. Soltar las tristezas, los miedos, los “no puedo”, los “no me lo merezco”, soltar todo aquello que no te sirve para seguir adelante.


El primer paso es animarte a elegir libremente, mas allá de los “debería”, de tu inercia (todo aquello a lo que ya te acostumbraste).
Tal vez sea hora de decir adiós a muchas cosas que hoy no te permiten seguir adelante porque como escribí al principio somos poseedores de aquello que podemos desprendernos, de lo contrario no somos poseedores, si no poseídos.


 

 

 

 

lunes, 26 de mayo de 2014

BUENOS DÍAS


Señor Jesús:
Me cuesta comenzar este día porque sé que es una nueva tarea, un nuevo compromiso, un
nuevo esfuerzo. Porque te amo, quiero comenzar
este día con entusiasmo, con alegría, en mi
propia persona. Gracias, Señor Jesús, por este
nuevo empezar. Gracias, Señor Jesús, por tu
presencia, tu amor y compañía en este caminar  de mi existencia. Quiero sembrar paz,
solidaridad y amor entre mis hermanos. Que cuantos se me allegan, ninguno deje de
escucharme algo que pueda serle útil. Que ninguno note debilitada su fe en sí mismo. Que
ninguno se retire sin alivio en sus dolores y dificulltades. Déjame sentir tu honda paz, presente en cada experiencia en la armonía de vivir. Guárdame de palabras ociosas y vanas fantasías. Calma la carrera de mi mente para que mis pensamientos tengan claridad y la luz de tu Santo Espíritu me ilumine en cada instante de este día. Bien sé Señor que esta tarea la comienzan cada día muchos hermanos de cualquier punto de la tierra y eso me alienta y empuja. También te pido por ellos y con ellos
te digo: BUENOS DIAS SEÑOR. 

viernes, 23 de mayo de 2014

Cuida tus emociones...


Cada vez que sentimos emociones negativas todo nuestro ser se resiente. Cuando me enfado, cuando me disgusto, cuando me siento triste, sólo estoy contribuyendo a que mi salud se deteriore. Sé que no es sencillo dejar de tener emociones negativas. Yo me conozco la lección estupendamente y también las tengo. Pero… antes pasaba la vida metido en ellas y ahora afortunadamente les digo adiós con rapidez. Hoy mismo me he reído de mi varias veces al encontrar mi mente ocupada con un enfado de ayer. Antes, sin darme cuenta, pasaba mucho tiempo sumergido en los recuerdos negativos, ahora con la práctica cada vez me descubro antes. Lo contrarresto con una risa o una sonrisa y me digo: míralo con amor. Total… ¿Qué gano yo metiéndome de nuevo en la rabia o el dolor? Está claro que lo único que ganamos es sentirnos mal y perder nuestra alegría y salud. Cuidar las emociones no significa no sentirlas o no tenerlas, es reconocerlas como lo que son y salir de ellas, antes de que nos hagan daño. Intentar llevar el amor a una situación que te desagrada no es hacer un favor a nadie, es hacerte un favor a ti. Por tu bien, cuida tus emociones, estarás cuidando tu alegría y tu salud. 

Por: Juan Esteban


lunes, 19 de mayo de 2014

El escorpión y la rana

El escorpión y la rana es una fábula de origen desconocido, aunque atribuida a Esopo. En ella un escorpión le pide a una rana que le ayude a cruzar el río prometiéndole no hacerle ningún daño. La rana accede subiéndole a sus espaldas pero cuando están a mitad del trayecto el escorpión pica a la rana. Ésta le pregunta incrédula "¿cómo has podido hacer algo así?, ahora moriremos los dos" ante lo que el escorpión se disculpa "no he tenido elección, es mi naturaleza".
La moraleja de la historia es que no trates de engañarte con los demás al creer que son o pueden ser otros y menos engañarte a ti mismo acerca de quién eres.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Quién te hace sufrir?

Quién te hace sufrir? ¿Quién te rompe el corazón? ¿Quién te lastima? ¿Quién te roba la felicidad o te quita la tranquilidad? ¿Quién controla tu vida?...
¿Tus padres? ¿Tu pareja? ¿Un antiguo amor? ¿Tu suegra? ¿Tu jefe?

Podrías armar toda una lista de sospechosos o culpables. Probablemente sea lo más fácil. De hecho sólo es cuestión de pensar un poco e ir nombrando a todas aquellas personas que no te han dado lo que tu querías,
te han tratado mal o simplemente se han ido de tu vida, dejándote un profundo dolor que hasta el día de hoy no entiendes.
Pero ¿sabes? No necesitas buscar nombres. La respuesta es más sencilla de lo que parece, y es que nadie te hace sufrir, te rompe el corazón, te daña o te quita la paz. Nadie tiene la capacidad al menos que tú le permitas, le abras la puerta y le entregues el control de tu vida.

Llegar a pensar con ese nivel de conciencia puede ser un gran reto, pero no es tan complicado como parece. Se vuelve mucho más sencillo cuando comprendemos que lo que está en juego es nuestra propia felicidad. Y definitivamente el peor lugar para colocarla es en la mente del otro, en sus pensamientos, comentarios o decisiones.

Cada día estoy más convencido de que el hombre sufre no por lo que le pasa, sino por lo que interpreta. Muchas veces sufrimos por tratar de darle respuesta a preguntas que taladran nuestra mente como: ¿Por qué no me llamó? ¿No piensa buscarme? ¿Por qué no me dijo lo que yo quería escuchar? ¿Por qué hizo lo que más me molesta? ¿Por qué se me quedó viendo lo feo? y muchas otras que por razones de espacio voy a omitir.

No se sufre por la acción de la otra persona, sino por lo que sentimos, pensamos e interpretamos de lo que hizo, por consecuencia directa de haberle dado el control a alguien ajeno a nosotros.

Si lo quisieras ver de forma más gráfica, es como si nos estuviéramos clavándonos agujas cada vez que un tercero hace o deja de hacer algo que nos incomoda. Lo más curioso e injusto del asunto es que la gran mayoría de las personas que nos "lastimaron", siguen sus vidas como si nada hubiera pasado; algunas inclusive ni se llegan a enterar de todo el teatro que estás viviendo en tu mente.

Un claro ejemplo de la enorme dependencia que podemos llegar a tener con otra persona es cuando hace algunos años alguien me dijo: "Necesito que Enrique me diga que me quiere aunque yo sepa que es mentira. Sólo quiero escucharlo de su boca y que me visite de vez en cuando aunque yo sé que tiene otra familia; te lo prometo que ya con eso puedo ser feliz y me conformo, pero si no lo hace... siento que me muero".

¡Wow! Yo me quedé a cuadros ¿Realmente ésa será la auténtica felicidad? ¿No será un martirio constante que alguien se la pase decidiendo nuestro estado de ánimo y bienestar? Querer obligar a otra persona a sentir lo que no siente... ¿no será un calvario voluntario para nosotros?

No podemos pasarnos la vida cediendo el poder a alguien, porque terminamos dependiendo de elecciones de otros, convertidos en marionetas de sus pensamientos y acciones.

Las frases que normalmente se dicen los enamorados como: "Mi amor, me haces tan feliz", "Sin ti me muero", "No puedo pasar la vida sin ti", son completamente irreales y falsas. No porque esté en contra del amor, al contrario, me considero una persona bastante apasionada y romántica, sino porque realmente ninguna otra persona (hasta donde yo tengo entendido) tiene la capacidad de entrar en tu mente, modificar tus procesos bioquímicos y hacerte feliz o hacer que tu corazón deje de latir.

Definitivamente nadie puede decidir por nosotros. Nadie puede obligarnos a sentir o hacer algo que no queremos, tenemos que vivir en libertad. No podemos estar donde no nos necesiten ni donde no quieran nuestra compañía. No podemos entregar el control de nuestra existencia, para que otros escriban nuestra historia. Tal vez tampoco podamos controlar lo que pasa, pero sí decidir cómo interpretar aquello que nos sucede.

La siguiente vez que pienses que alguien te lastima, te hace sufrir o controla tu vida, recuerda: No es él, no es ella, ERES TÚ quien lo permite y está en tus manos volver a recuperar el control.

Al ser humano se le puede arrebatar todo, salvo una cosa, la última de las libertades humanas: la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino, para decidir su propio camino.







Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra, sobreviviente del holocausto y fundador de la disciplina que conocemos hoy como Logoterapia.