domingo, 29 de mayo de 2016

LO QUIERO POR 50 BUENAS RAZONES.

Y es que cuando el corazón siempre le gana a la razón no hay porque detenerlo. Las mejores respuestas vienen del corazón y es mejor dejar que se exprese. No lo limites...
No, no importa si jamás esa persona lo lea, no importa si nunca tus sentimientos serán correspondidos, claro que no, lo que importa es lo que nació en tí y tu capadad de sentir.

Lo quiero porque me inspira. Lo quiero por conocerlo en mis sueños antes que en persona. Por nuestras telepatías. Por sus hermosos ojos cafés que causan el mismo efecto en mí que la cafeína. Por su voz que es como una carga de energía para mi día. Lo quiero por su amplia frente y sus contracciones. Porque se mira muy guapo rasurado pero aún más con barba. Lo quiero por sus labios rojos y el dulce sabor de su boca. Por nuestro primer beso y por todos los demás que nos dimos. Lo quiero por estar en mi mente aún cuando estoy ocupada en otras cosas. Lo quiero por tener el record de aparecer en mis sueños. Lo quiero por dejarme escuchar su corazón al recostar mi cabeza a su pecho. Lo quiero por sus vellos y porque nunca le gustó mi palabra de cariño. Lo quiero por su sonrisa y por su risa. Lo quiero porque disfruto de todos los recuerdos que tenemos juntos. Lo quiero porque en nuestras fotografías tiene un hermoso brillo en la mirada. Lo quiero porque me arranca suspiros. Lo quiero por esa declaración de amor que me hizo,  aunque solo haya sido una tarea de la clase de inglés; por provocar nervios en mí ese día y porque ahí supe que ya no había marcha atrás...ya estaba enamorada. Lo quiero por acelerar los latidos de mi corazón y por hacerme reír con sus locuras. Lo quiero por sus mensajes repentinos. Lo quiero aunque no se dé cuenta de cuánto. Lo quiero por las canciones que me lo recuerdan y por las que nos dedicamos. Por todas nuestras conversaciones y también por sus silencios. Lo quiero por ser un excelente padre y sobre todo responsable. Por sus gestos de niño y porque me dejó ver su hermosa alma. Lo quiero por sus secretos compartidos. Por todos sus defectos incluyendo su mal humor. Lo quiero por llevarme al autódromo en nuestra primera salida y por hacerme vivir la adrenalina. Lo quiero porque me mostró su llanto y por recurrir a mí en sus momentos de tristeza. Lo quiero porque a pesar de ser un experto conductor se subió a la acera de un parqueo y más por decirme que fué producto de los nervios por ir conmigo. Lo quiero por llamarme loca cuando estaba furiosa de celos. Lo quiero porque no puedo hacer otra cosa que quererlo. Lo quiero por ese atarcecer sentados frente al mar, en donde una ola nos alcanzó y mojó su celular (Como olvidarlo). Lo quiero por terminarse todo en el primer desayuno que le preparé; por decirme que estaba muy rico y por pensar que yo no podía cocinar. Lo quiero porque ni el tiempo ni la distancia han cambiado este sentimiento. Lo quiero porque un te quiero se queda corto y ya llevamos 49 y podría mencionar muchas más. Y la última lo quiero simplemente por que si.

[Feliz Cumpleaños 19/Jun]

"Mi madre solía decir que el amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan en la misma medida que te mereces o deseas. 
-Déjalo ir a raudales. -decía- Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra."

Lorena Mejía


martes, 24 de mayo de 2016

Al futuro amor de mi vida: por favor no llegues todavía

"Antes de coincidir, hay muchas cosas mías que quiero cambiar y así poder darte mi mejor versión."

Quizás nos conocemos o no, tal vez hayamos hablado, quizás no. Tal vez en algún momento cruzamos miradas o tal vez no. Tal vez te estoy amando desde antes o tal vez no...Espero que tu vida en este momento sea magnífica, que estés logrando cada una de esas metas que tenías planeadas. Que estés dónde siempre deseaste estar, pero por sobre todo espero que lo estés disfrutando, y que te tardes en llegar a mi vida.

Sí, quiero que te tardes un rato más, pues quiero sanar muchas cosas en mi vida, quiero conocerme más y hacer grandes cambios, así que no te apures, sigue ahí hasta que nos toque. 

Antes de coincidir, antes de ese momento en el cual nos encontremos por primera vez, quiero cambiar… Porque serás ese chico que siempre esperé, el que en su medida justa necesitará todo y nada de mí. 

Quiero que tengamos aventuras sin fin, y que disfrutemos de lo sencillo. Me encantaría que me extrañes y extrañarte, y que en una mirada nos podamos decir todo.

Me gustaría que nos riéramos de mil maneras, que seas divertido y serio a la vez, y que puedas ver detalles sencillos y valorarlos.

Quisiera sorprendente cada día y sorprenderme, que compartamos sueños uno con el otro. Al igual que me gustaría saber tus miedos y que tú sepas los míos, y que podamos llevarlos a nuestro lado sin fantasmas.

Quiero saber qué es lo que te asusta, divierte o enoja. Me encantaría que juntos curáramos cicatrices del pasado sin hacernos nuevas. Me gustaría tener largas charlas sin sentido o tan sólo salir de fiesta.

Quiero darte mi mejor versión, no algo que no es, sino alguien que quiero ser contigo, pues por ello te digo que no te apures. Pues quiero verte libre y que sea tu elección estar a mi lado, y que si elegimos unirnos, seamos uno.

Quiero poder disfrutar contigo de mis silencios y de los tuyos. Me encantaría conocer tus rarezas y cosas importantes, al igual que tú las mías. Que nos queramos sin presiones ni celos sino que con la libertad de elegirnos a diario.

Quiero agradecerle a esa persona que hoy ya no está contigo, esa que te dejó libre para que estuvieras en mi camino. Porque para cuando llegues tú, no quiero que sólo seas mi pareja, sino también mi amigo, mi compañero de aventuras. Que me tengas noches en vela, pensando en ti y estando a tu lado.

Quiero que seas dos personas en uno, perfecto e imperfecto a la vez. Que seas feliz, encantador, chistoso y a la vez puedas ser serio, diplomático y malhumorado, así amarte y que me ames. Y así cada día, poder agradecerle a la vida tenerte a mi lado.

Artículo por: Katherine Silvera

viernes, 20 de mayo de 2016

Voy a ser la mejor novia que hayas tenido jamás...

Voy a ser la mejor novia que hayas tenido jamás. Sí. Voy a serlo porque quiero. Me voy a reír de todas tus bromas, incluso si significa que seré la única riéndome contigo. Voy a sonreír cada vez que nuestras miradas se encuentren, porque lo siento así. Voy a pasar mis domingos contigo, viéndote saltar de emoción cuando tu equipo favorito marque un gol, siempre que tu me acompañes a una librería de vez en cuando. Te voy a ayudar a preparar la cena, pero sólo si prometes ayudarme a limpiar después. Y si me quieres ahí contigo, veremos todas las películas de acción y superhéroes juntos, pero sólo si estás dispuesto a ver una comedia romántica conmigo. También voy a tomar cerveza (o vino) contigo mientras me hablas de cómo te fue en el trabajo. Y cuando estés enfermo, voy a hacer mi mejor esfuerzo para hacerte sentir mejor con todas las caricias y besos que pueda darte. Y espero que tú hagas lo mismo.

Voy a darte tu propio espacio. Y espero que tú me des el mío. Voy a preguntarte cómo estuvo tu día –no por rutina, si no por curiosidad-, porque quiero saber qué partes de tu día te hicieron sonreír y cuáles te hicieron enojar. Voy a sorprenderte en distintas ocasiones, y a mimarte diariamente. Igual que espero que tú lo hagas por mí.

Prometo serte leal. Porque al final del día, eres el único que quiero. Voy a ser la que comparta tus esperanzas, tus sueños y tus miedos. Seré tu diario andante. Seré real, y prometo decirte las cosas como son. Porque no mereces menos. Haré lo posible por considerar tus pensamientos y sentimientos, y aunque no sea capaz de llenar tus zapatos de talla 42, haré mi mejor esfuerzo por caminar con ellos antes de juzgar tus pasos. Así que espero que tú trates de ponerte en mi lugar también.

Voy a gritar y voy a llorar. Mis inseguridades y celos eventualmente van a salir a la luz sin importar cuánto trate de esconderlas. Habrán ocasiones en las que no tendrán mucho sentido. Cuando esté confusa o preocupada, voy a hacer preguntas, muchas preguntas. A veces van a ser largas y estúpidas, así que voy a necesitar que seas paciente conmigo. Voy a darte largos silencios cuando esté molesta, y voy a evitar contacto contigo cuando no esté lista para hablarte. También voy a hacerte enfadar, pero como no soy capaz de leer tu mente, voy a necesitar que me lo digas. Y mientras discutamos, voy a intentar considerar tus sentimientos y ser justa. Así que te pido que tú hagas lo mismo por mí.

Voy a tratarte como me gustaría que tú me tratases. Quiero ser todo lo bueno para ti, y aunque ya sé que no siempre puede ser así, voy a esforzarme. No puedo prometerte que seré perfecta, pero como tu novia, voy a hacer todo lo que pueda para ser la mejor que hayas tenido jamás.

Sólo porque me haces querer serlo.


                                       Por: Candela Duato

EU TE AMO

Quando você sentir vontade de chorar, não chore
Pode me chamar que eu choro por você.

Quando você sentir vontade de sorrir, me avise
Que venho para nós dois sorrirmos juntos.

Quando você sentir vontade de amar, me chame,
Que eu venho amar você.

Quando você sentir que tudo está acabado, me chame,
Que eu venho lhe ajudar a reconstruir.

Quando você precisar de uma mão, me chame,
Que a minha é sempre sua.

Quando você estiver precisando ouvir alguém dizer: EU TE AMO!
Me chame que eu digo a você a todo hora.

Cuando tengas ganas de llorar, no llores, llámame que yo lloro por ti. Cuando quieras reir llámame, y reímos los dos juntos. Cuando tengas ganas de amar, llámame, yo te amaré. Cuando sientas que todo acaba, llámame, yo empezaré contigo. Cuando necesites una mano, llámame, mi mano siempre será tuya. Cuando necesites que alguien te diga que te quiere, llámame, que yo te lo digo a toda hora.

jueves, 19 de mayo de 2016

PARA TI, CUANDO LLEGUES...

Sólo espero que nos encontremos en el momento justo, ni antes ni después.

Tal vez nos conocemos, tal vez tuvimos un romance cuando éramos inmaduros, tal vez hayamos cruzado palabras o miradas alguna vez o a lo mejor jamás nos hemos visto, pero quien quiera que seas, esto es para ti. Espero que todo vaya bien contigo ahora, más que eso, que seas feliz y te estés realizando, que sonrías mucho; que tu vida sea plena y la disfrutes tanto que no tengas prisa por llegar, tárdate lo necesario, que ahora yo estoy disfrutando estar sin ti, porque estoy más que nunca conmigo. Sólo espero que coincidamos en el momento justo, ni antes ni después.

Quiero que seas ese chico que no necesite para nada pero quiera para todo, y quiero ser esa para ti, por la que hagas cosas que nunca pensaste, a la que extrañes, y que cada día agradezca tenerte en mi vida. Quiero llenarte de sorpresas e idear mil formas de hacerte sonreír. Me encantaría que compartas conmigo tus sueños, lo que más te gusta, esas tonterías que disfrutas, aquello que te da miedo, tus historias de niño, las cicatrices del pasado, los planes del futuro e incluso eso que no le dices a nadie más, quiero madrugadas de pláticas interminables, sábados de fiesta y domingos de flojera.

Quiero poder darte lo más grande que una persona da a otra, mi confianza, mi respeto y mi corazón, quiero poder ser yo contigo y que seas la versión más real de ti conmigo, que nos conozcamos más allá de lo que todos ven, poder contarte esas historias extrañas que a veces me pasan, abrazarte cuando todo va mal, cuando va bien y en realidad solo abrazarte siempre; quiero dormir con tus sudaderas y que mi ropa quede oliendo a tu perfume; que disfrutemos tanto salir como sólo recostarnos a ver películas, que conozcas a mi familia y mis amigos y seas parte de mi mundo.

Sobre todo, quiero que tengas tu tiempo y yo el mío, que sigamos teniendo cada uno nuestro mundo, nuestra vida y de vez en cuando invitemos al otro a pasar, a ser parte de, que esté bien no hablar siempre, y que nos sigamos queriendo igual, sin celos, sin posesiones, con libertad…porque los dos entendemos que no somos la mitad de otro, sino que estamos tan completos que se siente bien compartirlo.

Que el día que llegues, nuestros fantasmas estén tan en paz, que lo único que me importe de tu pasado sea que formó parte de quien eres hoy, que incluso agradezca a quienes estuvieron antes de mí, por haber estado en tu historia y por haberse ido de ella.

Para ti, cuando llegues, quiero que seas mi pareja, mi mejor amigo, mi confidente, mi compañero de aventuras; ese chico que me haga pensar que sí hay en un algún lado una persona perfectamente imperfecta para cada uno de nosotros, que tú eres la mía.

Artículo por: Sofía Hernández

lunes, 16 de mayo de 2016

EL CUENTO DE LATIF

Latif era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo.

Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos. Cada tarde comía de la limosna o de los mendrugos que alguna persona caritativa le acercaba.

Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus días, Latif era considerado por todos el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada.

Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con Latif que dormitaba a la sombra de una encina. Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría.

El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo:

- Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro.

Latif lo miró casi despectivamente y le dijo:

- Puedes quedarte con tu moneda, ¿para qué la querría yo? ¿Cuál es tu pregunta?

El rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus analistas no habían podido solucionar.

La respuesta de Latif fue justa y creativa.

El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado meditando lo sucedido.

Al día siguiente el rey volvió a aparecer en el mercado. Ya no paseaba entre los mercaderes. Fue directo a donde Latif descansaba, esta vez bajo un olivar. 

Otra vez el rey hizo una pregunta y otra vez Latif la respondió rápida y sabiamente. El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a Latif.

- Latif, te necesito – le dijo –. Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas a palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltará nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras… Por favor.

Por compasión, por servicio o por sorpresa, el caso es que Latif, después de pensar unos minutos, aceptó la propuesta del rey.

Esa misma tarde llegó Latif a palacio en donde, inmediatamente, le fue asignado un lujoso cuarto a escasos doscientos metros de la alcoba real.

En la habitación, una tina de esencias y agua tibia lo esperaba.

Durante las siguientes semanas las consultas del rey se hicieron habituales.

Todos los días, a la mañana y a la tarde, el monarca mandaba llamar a su nuevo asesor para consultarle sobre los problemas del reino, sobre su propia vida o sobre sus dudas espirituales.

Latif siempre contestaba con claridad y precisión.

El recién llegado se transformó en el interlocutor favorito del rey. A los tres meses de su estancia ya no había medida, decisión o fallo que el monarca no consultara con su preciado asesor.

Obviamente, esto desencadenó los celos de todos los cortesanos que veían en el mendigo-consultor una amenaza para su propia influencia y un perjuicio para sus intereses materiales.

Un día todos los demás asesores pidieron audiencia al rey. Muy circunspectos y con gravedad le dijeron:

- Tu amigo Latif, como tú le llamas, está conspirando para derrocarte.

- No puede ser - dijo el rey -. No lo creo.

- Puedes confirmarlo con tus propios ojos - dijeron todos -. Cada tarde a eso de las cinco, Latif se escabulle del palacio hasta el ala sur y en un cuarto oculto se reúne a escondidas, no sabemos con quién. Le hemos preguntado a dónde iba alguna de esas tardes y ha contestado con evasivas. Esa actitud terminó de alertarnos sobre su conspiración.

El rey se sintió defraudado y dolido. Debía confirmar esas versiones.
Esa tarde a las cinco, aguardaba oculto en el recodo de una escalera. Desde allí vio cómo, en efecto, Latif llegaba a la puerta, miraba hacia los lados y con la llave que colgaba de su cuello abría la puerta de madera y se escabullía sigilosamente dentro del cuarto.

- ¿Lo visteis? - gritaron los cortesanos - ¿Lo visteis?

Seguido de su guardia personal el monarca golpeó la puerta.

- ¿Quién es? - dijo Latif desde adentro -.

- Soy yo, el rey - dijo el soberano -. Ábreme la puerta.

Latif abrió la puerta.

No había allí nadie, salvo Latif.

Ninguna puerta o ventana, ninguna puerta secreta, ningún mueble que permitiera ocultar a alguien.

Sólo había en el suelo un plato de madera desgastado, en un rincón una vara de caminante y en el centro de la pieza una túnica raída colgando de un gancho en el techo.

- ¿Estás conspirando contra mí Latif? - preguntó el rey -.

- ¿Cómo se te ocurre, majestad? - contestó Latif - . De ninguna forma. ¿Por qué lo haría?

- Pero vienes aquí cada tarde en secreto. ¿Qué es lo que buscas si no te ves con nadie? ¿Para qué vienes a este cuchitril a escondidas?

Latif sonrió y se acercó a la túnica rota que pendía del techo. La acarició y le dijo al rey:

- Hace sólo seis meses, cuando llegué, lo único que tenía eran esta túnica, este plato y esta vara de madera - dijo Latif -. Ahora me siento tan cómodo en la ropa que visto, es tan confortable la cama en la que duermo, es tan halagador el respeto que me das y tan fascinante el poder que regala mi lugar a tu lado… que vengo cada día para estar seguro de no olvidarme de quién soy y de dónde vine.

DIOS SIEMPRE ESTA PRESENTE

En cierto pueblo vivía Pedro, un hombre que creía fervientemente en Dios.

Un día empezó a llover y al ver que se aproximaba una fuerte inundación, todos los lugareños decidieron abandonar el lugar y ponerse a buen resguardo. Cuando pasaron por casa de Pedro, éste les dijo que se quedaba ya que “Dios lo iba a salvar”. No hubo manera de convencerlo, Pedro se quedó y todos los demás se fueron.

Transcurrieron las horas y el nivel del agua subió más de metro y medio. En eso pasó por casa de Pedro un hombre en su pequeño bote. Le ofreció un espacio para que se subiera, pero Pedro se negó nuevamente ya que “Dios lo iba a salvar”. Sin entender la actitud de Pedro, el hombre siguió navegando en búsqueda de otros a quienes ayudar.

Seguía lloviendo a cántaros y pronto el agua obligó a Pedro a subir sobre el tejado de su vivienda. En eso llegó un helicóptero de rescate que sobrevolaba la zona. Una vez más Pedro se negó a partir ya que “Dios lo iba a salvar”.

Pero la fuerza de la naturaleza fue implacable, destruyó la casa y se llevó consigo la vida de Pedro.

Como era un buen hombre, el alma de Pedro subió al cielo donde se encontró con Dios. Al verle, Pedro le preguntó entristecido:

- Toda mi vida creí en ti y seguí la senda del bien. Fervientemente estaba convencido que me ibas a salvar, pero no fue así. Ahora yo estoy aquí, mientras que mis seres queridos lloran mi muerte. ¿Por qué no me salvaste de aquella tragedia?

Con mucha dulzura, Dios le respondió:

- Hijo mío, claro que traté de salvarte: envié primero a tus vecinos, luego a un buen hombre con su bote y finalmente a un helicóptero de rescate, sin embargo en cada ocasión tú te negaste a recibir la ayuda.

lunes, 9 de mayo de 2016

EL CAMELLO AMARRADO.

Bajo la calurosa luz del sol, una caravana atravesaba las arenas del desierto. Poco antes del atardecer se detuvieron para preparar el campamento donde iban a pernoctar. Un joven al que habían contratado para que se ocupara de los camellos se le acercó al jefe del grupo diciéndole:

- Tengo un problema, son 18 camellos y solo tengo 17 cuerdas para amarrarlos.

- Eso no es ningún problema – le dijo el jefe –, los camellos no son muy inteligente. Amarra los primeros 17 y luego te acercas al último y simulas amarrarlo a él también. Como habrá visto que todos sus compañeros fueron amarrados y habrá sentido que te acercaste a hacerle lo mismo, se quedará quieto toda la noche pensando que él también está atado.

El joven fue a hacer lo que le dijo el jefe sin protestar pero sin creer nada de lo que había escuchado. Al terminar se percató de que el último camello se quedó tranquilo junto a sus compañeros.

Al amanecer el joven vio con alivio que el camello permanecía allí donde lo había dejado. Entonces liberó a los otros 17 camellos ya que pronto debían partir. Cuando la caravana se puso en camino, el joven corrió hacia su jefe diciendo:

- Espere, espere, hay un camello que no nos sigue.

- ¿Es el mismo camello al que simulaste amarrar anoche? – contestó el jefe con una media sonrisa en los labios.

- Si ¿Cómo lo sabe?

- Seguro que esta mañana se te olvidó soltarlo

- Pero no tiene amarras

- Lo sé – contestó pacientemente el jefe –, pero el camello todavía piensa que está amarrado. Corre, simula soltarlo y verás que se pondrá en camino.

Lo mismo nos pasa a nosotros muchas veces. Nuestros prejuicios y paradigmas mentales nos colocan una atadura inexistente que no nos permite avanzar en nuestra vida, que nos amarra a creencias sin sentido y nos impide emprender la construcción de nuestros sueños y metas.

domingo, 1 de mayo de 2016

EL TIPO DE CHICA QUE NO DEBES DEJAR IR.

Ella no usa minifaldas ni grandes escotes para verse guapa y llamar la atención, su atuendo preferido son jeans y unos zapatos cómodos y aun así nunca pasa desapercibida.

Ella te dice lo que siente, bueno o malo. No se guarda nada ni espera que adivines y le leas el pensamiento, sabe lo que quiere y no duda en decirlo.

Ella no espera que pagues la cuenta o el cine, lo acepta de vez en cuando, pero sabe que tú tienes gastos y que no dejará de ser una chica por sacar su billetera.

Ella no sale y se emborracha, nunca la verás perder el control por una bebida.
Ella no comparte en sus redes sociales fotos de su última borrachera ni de su escote. Si comparte fotos de ella, pero sabe que su valor no está en su cuerpo, sus likes o los comentarios.

Ella no está ansiosa por el próximo capítulo de la telenovela, ni sabe todos los chismes de las estrellas de televisión. Si ve tele, pero prefiere una buena película o pasar horas con la nariz entre un par de páginas, leyendo.

Con Ella no solo hablas del clima y sus planes para las vacaciones, con Ella puedes hablar de temas que ni sabias que existían y te darás cuenta de lo mucho que sabe, si bien siempre te sacara risas, puedes entablar una conversación interesante acerca de política, religión, la vida, el universo, etc. No lo sabe todo, pero te das cuenta de lo inteligente que es y que quisiera saber y aprender más.

Ella no pide ensaladas y verduras cuando la llevas a comer, si se cuida y respeta su cuerpo, pero por lo mismo sabe que puede sentarse a comer unos tacos y pizza sin problemas.

Ella no está esperando que tú la guíes y le muestres el camino que debe seguir, Ella sabe lo que quiere y te quiere como compañero, como apoyo y no como guía.

Ella puede llorar y reír en segundos, puede usar un pantalón con tenis y mañana un vestido con un lindo bolso.

Esa chica que vino a tu mente mientras leías esto, es el tipo de mujer que no debes dejar ir.

Porque si logras que Ella te ame, será capaz de escucharte en tus peores días, te aconsejará, te cuidará y buscará que seas feliz a como dé lugar.