lunes, 26 de diciembre de 2016

UN DESEO CUMPLIDO...

15 de diciembre
Soy fiel creyente que los milagros ocurren a diario, que tus deseos se pueden cumplir, que solo es necesario creer en ellos con todo tu corazón, aprender a ver las señales que para la mayoría pasan desapercibidas, cuando puede que sea Dios quien te dice shhh fui yo. No perder la fe, aunque la vida o las circunstancias puedan decirte que ese deseo o sueño no puede ser posible, solo te digo cree! Cree y coloca esos deseos en manos de Dios y verás como se cumplen.
Les quiero relatar como mi deseo de cumpleaños se cumplió más rápido de lo que pensé, tanto que estaba tan sorpendida y en serio que no lo podía creer porque para mí fue como una escena sacada de una película, si, de esas películas en que las cosas suceden no por casualidad sino por que el universo así lo quiso.
Era el día de mi cumpleaños, lo que más anhelo de ese día es tener un pastel y poder soplar las velitas para pedir mi deseo. Ese día gracias a Dios, a mis amigos, compañeros y familia, tuve dos pasteles y en ambos pedí mis deseos, además de eso, también colocamos velitas a una pizza (pizza de cumpleaños) y también pedí otro deseo. Pues un día leí por ahí que decía: "no pidas un solo deseo, pide muchos porque el universo es tan generoso que puede cumplirlos todos". Así que mis deseos quedaron solicitados.
Al día siguiente de mi cumpleaños, como un día normal y de costumbre fui a mi trabajo, era ya la hora de salida de mi turno y por alguna razón no salí corriendo como de costumbre a tomar el autobús para así evitar el menor tráfico posible. Ese día recuerdo que me fui 30 min más tarde de mi trabajo. Estaba en la parada de autobús, esperando para poder ir a casa. Aquí es en donde comienza para mi la escena sacada de una película y si tienes una linda imaginación, me gustaría que imagines la escena y como mi deseo de cumpleaños se cumplió en tan corto tiempo.
En dónde me quedé?...a si, ok. Estaba en la parada de autobús y veo que venía mi bús, me disponía a tomarlo; mientras esperaba para subirme, alcance a ver un lindo auto gris que le pasó al autobús en un túmulo, el auto me llamó la atención porque me encantan los autos y además pensé -ese auto es como el que él anda (según lo que escuché)- pero jamás se me cruzó por la mente que podría ser él- y de inmediato me disponía a subir al bus cuando escuché que el auto pitaba, y volvía a pitar, pero yo ni siquiera lo volví a ver para ver el motivo por el que pitaba, fué hasta que escuché que gritaron Lorena! Lorena!...fué en ese momento que giré mi cabeza y ví que estaba él, llamándome y con el vidrio de la ventana abajo. Me sorprendí tanto al verlo y me dirigí a su auto...sin pensar y por inercia lo llame con mi palabra de cariño (siempre lo sigo llamando así antecedido a su nombre cuando lo incluyo en mis oraciones), Nos saludamos, yo desde afuera parada justo a la ventana de su auto, confieso que no sabía que hacer, porque él no me había innvitado a subir al auto y el autobús comenzó a pitarle para que se moviera porque él estaba estacionado justo delante, hubieron segundos en que ambos no supimos que decir, entonces en medio de los nervios y el pito del bus y que él no me decía nada, le pregunté con tono de duda "me dará ride"? Y asintió con su cabeza y me dijo si, subí. No sé si puedan imaginar todo lo que sentí en ese momento, al tenerlo al asiento de al lado, tan cerca, escuchar su voz dirigiéndose a mí, su sonrisa, verle de nuevo su rostro; lo ví como la primera vez, mis piernas comenzarón a temblar, no lo podía creer y como en un sueño tuve que tocarlo de su brazo para saber que era real. Estaba ahí junto a él, con las mismas emociones y el mismo palpitar de mi corazón de hace 4 años, las mariposas con su intenso revoloteo, que digo mariposas, parecía una estampida de búfalos en mi estómago, sumado a esto mi transpiración por los nervios (aún teniendo encendido el aire acondicionado). Me hubiera gustado que mi emoción y nervios pasaran desapercibidas, sin embargo se que no fue así, pues estoy segura que él me conoce tanto como yo a él, que terminó notándolo.
Luego de un intercambio de "como estás?" Y otras mini pláticas, casi me disponía a bajarme al sitio en dónde él me dejaría, habían sido pocos minutos de intercambiar palabras, pero para mi eran los más valiosos. Justo cuando llegamos, él me invitó a acompañarlo a almorzar, yo le dije que le aceptaba un café que me debía. El tenerlo unos minutos más y verle por más tiempo su carita, su barba, sus orejas, sus manos y uñas cutas, sus hermosos ojos marrones, sus gestos! la contracción (ese movimiento involuntario) que hace con su frente y que me encanta, el simple hecho de verlo comer y platicarme a la vez, su tono de voz, verlo sentado frente a mí y esquivando de vez en cuando mi mirada, esos momentos, esos son los más valiosos, esas cosas que el dinero no puede comprar, esos sentimientos puros que vienen desde lo profundo del corazón, esas emociones que solo él las provoca, esas son las cosas que te hacen vibrar y sentir viva, esas son las mejores memorias que guarda el corazón. No tuve más que agradecerle por pitar, por estacionarse, por gritar mi nombre, saludarme y por coincidir en ese tiempo y en ese lugar conmigo; aunque yo prefiero pensar que fué cosa del destino. Después llegó el momento de despedirnos y no podía faltar la parte para completar mi deseo. Ese abrazo, ese apretado abrazo, en donde mis brazos rodearon toda su cintura y sus brazos me rodearon, mi cabeza encajó perfectamente recostada en su pecho, ese momento que duró segundos y quisieras que fuera eterno, en que no deseas más que se detenga el tiempo y congelar el momento. Ese abrazo para completar mi deseo de verle y abrazarlo de nuevo. Momentos que sin duda agradezco al cielo por contribuir a que sucediera, pues llevaba un poco más de dos años sin verlo.
"Una de las mejores sensaciones en la vida es abrazar a alguien después de haberlo extrañado por tanto tiempo".

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