1. Cada cumpleaños es un año más de vida
Me gusta cada cumpleaños porque significa que estoy aquí, que estoy viva y que mi camino continúa. Que aún me quedan muchas puertas por abrir, muchos viajes que hacer, muchas personas que conocer, muchos libros que leer, muchas aventuras que vivir y, cómo no, muchos errores que cometer.
2. Mis relaciones han mejorado
Con cada cumpleaños, siento menos dependencia emocional y con los años he aprendido a disfrutar de mi soledad. Mis relaciones han mejorado porque necesito y exijo menos e intento establecer vínculos de igual a igual, desde mi propia independencia e individualidad.
3. Me conozco mucho mejor
Empiezo a descubrirme, a intuir qué es lo que realmente me hace feliz y así todo es más sencillo porque me comporto de acuerdo con ello y no según las modas o lo que dicte el grupo. Trato de dirigir y aprovechar mejor mi energía para conseguir aquello que me propongo con cada vez menos miedo y contradicciones que obstaculicen mi camino.
4. He superado muchos miedos
Aunque sea difícil quitárselos todos y en cada etapa de la vida aparezcan nuevos, hay muchos miedos que antes me bloqueaban e impedían hacer cosas que con los años han ido desapareciendo y me siento más libre.
“Todo lo que quieres está al otro lado del miedo”.
5. Comprendí que soy perfectamente imperfecta
Me importa muchísimo menos lo que puedan pensar de mí los demás. Con los años he admitido que no soy perfecta, que estoy en evolución y que me quedan muchas cosas por aprender, eso me ha hecho también ser más tolerante y comprensiva con los demás.
6. Sé gestionar mejor mis emociones
Controlo mejor mis emociones y soy menos esclava de mis pasiones, con lo que pierdo muchísimo menos el tiempo y energía en situaciones en las que me siento incómoda y con personas que no me hacen feliz y que es mejor dejar marchar.
7. Soy más feliz
Como has podido ver, los cumpleaños son un motivo de felicidad no de terror. La sociedad nos inculca que debemos temer al paso de los años, que las arrugas son terribles y se deben evitar. Pero, ¿sabes qué? La vida es lo más bello que tenemos, así que dejemos de preocuparnos por detener el tiempo y empecemos a saborearlo a cada instante sin preocuparnos por lo que, de forma inevitable, va a suceder.
“La felicidad no es mi destino, es la actitud con la que viajo por la vida”.
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